Comportamiento sospechoso
Todas las noches del último mes, Abby notó un comportamiento extraño. Al despertarse cada mañana, su perro no estaba en su cama. Pero siempre salía corriendo de la habitación de su bebé con cara de culpa.
Abby revisó a su bebé y todo parecía normal, pero a medida que pasaba el tiempo, las cosas empeoraban mucho.
Cambio
Poco después de que su perro empezara a entrar en la habitación de su bebé por la noche, Abby notó algo alarmante. Su recién nacida no era la misma. No comía con normalidad ni dormía bien.
Sabía que todo tenía que ver con su perro. Si quería descubrir la verdad, tendría que instalar cámaras para vigilarlos por la noche. Pero la madre no sabía en qué se estaba metiendo.
Preparándolos
La madre fue a una tienda de seguridad a pocas cuadras de su casa y pidió una cámara para instalarla. Por suerte, no necesitaría tornillos y simplemente quedaría sobre la cómoda.
Tras la sencilla instalación, la madre lo encendió y se fue a dormir. Le costó conciliar el sueño, pues sabía que al día siguiente todo se aclararía.
Sentado
Abby se sentó frente a su portátil y abrió su software de monitoreo de seguridad. Sabía que no podía posponerlo más y tenía que ver las imágenes. Ya sabía a medias lo que iba a ver, pero no estaba lista.
Le temblaban las manos al encontrar la grabación y darle al play. Vio una sombra entrar lentamente en la habitación de su hija.
Mirando las imágenes
Abby no entendía lo que veía a través de la fría pantalla de cristal. El perro cariñoso que una vez conoció se había ido. Y había sido reemplazado por algo completamente distinto.
Mientras se tapaba la boca y miraba al animal que meneaba la cola a plena luz del día, se preguntó qué había causado un cambio tan drástico. Necesitaba averiguarlo antes de que fuera demasiado tarde.
Observando atentamente
Entonces vio algo. Era sutil y fácil de pasar por alto, pero la mirada de la madre era aguda. Decidió rebobinar la grabación para volver a verla. Pero esta vez, notó algo más.
Jadeó y corrió hacia su recién nacido para asegurarse de lo que veía en la grabación. Pero la madre no tenía ni idea de a qué se enfrentaba.
Saliendo corriendo de casa
En cuanto Abby llegó junto a su hija, lo decidió. La cargó en brazos y salió corriendo de la casa con ella. Se le llenaron los ojos de lágrimas mientras agarraba con fuerza el volante.
Sabía exactamente adónde ir. Pero la impactante verdad detrás de todo solo se revelaría cuando llegara allí.
Abigail Lawson
Abigail Lawson, o simplemente Abby para sus amigos, era una mujer cariñosa que jamás permitía que nadie lastimara a sus seres queridos. Crecer con una madre soltera y cuatro hermanos menores significaba que siempre estaba ayudando a cuidarlos.
Con seis años de diferencia entre su hermano mayor y ella, prácticamente crio a sus hermanos. Era parte de su naturaleza.
Una naturaleza amable
Abby tenía una naturaleza amable que la mayoría de la gente daba por sentado. Le encantaba cuidar de sus seres queridos. Fue entonces cuando decidió que su mayor sueño sería criar un hijo propio algún día.
Pero su sueño sería más difícil de lo que inicialmente había imaginado. Para tener un hijo, primero necesitaba encontrar pareja. O eso creía.
Problemas en el mundo de las citas
Aunque Abby anhelaba desesperadamente ser madre, nunca parecía encontrar una pareja con sus mismos valores. Tras fracasar en sus relaciones, decidió que necesitaba encontrar otra forma de alcanzar su sueño.
Simplemente no iba a funcionar con un hombre, pero ella tenía otra idea. Una que algunas personas jamás entenderían.
Fertilización in vitro
A Abby le llevó meses de preparación decidir finalmente que la mejor opción era la fecundación in vitro. Así, no necesitaría pareja ni dependería de nadie más.
Sería un camino largo y difícil, pero estaba muy emocionada de convertirse en la madre que soñaba. Pero decidió que no podía hacerlo sola.
Montones
Tras considerarlo detenidamente, en los meses previos a su embarazo, Abby decidió buscar a otro familiar para que la consolara a ella y a su futuro hijo. Fue a un refugio y encontró a un perro adorable que esperaba una segunda oportunidad.
El cachorro se llamaba Pots y solo quería que lo rescataran. Abby lo recibió con los brazos abiertos y lo llevó de vuelta a casa.
Un nuevo compañero
Abby se sentía bien al saber que su hija crecería con un compañero canino cuidándola. Sentía que todo estaba tomando forma. Pero no tenía ni idea del error que estaba cometiendo.
Pero con otras cosas en la cabeza, ¿quién podría culparla? Ahora tenía un bebé creciendo dentro de ella.
Nueve meses después
Nueve meses pasaron en un instante. Pero no fue fácil. Abby tuvo complicaciones imprevisibles, y para cuando debería haber dado a luz, su bebé simplemente no quería salir.
Los médicos insistieron en que tenían que sacarla o podría perderla. Sin otra opción, le practicaron una cesárea de emergencia.
Sin complicaciones
Afortunadamente, la operación salió sin complicaciones y Abby tuvo a su recién nacida en brazos. Era una hermosa niña con los ojos de Abby. La llamó Evelyn. Este fue el comienzo de su sueño.
Pero debería haber prestado más atención a lo que su cuerpo le decía. Algo andaba mal y ella no lo notaba.
Trayendola a casa
Después de unos días, Abby pudo traer a su bebé a casa y ya tenía todo preparado. Tenía su propia habitación con cuna y monitor de bebé. Pots estaba encantado de tener a otro miembro de la familia y meneaba la cola cuando ella llegaba a casa.
Todo parecía perfecto en su vida. Pero apenas unos meses después de traer a su bebé a casa, todo empezaría.
Un vínculo creció
Con el paso de los meses, Abby notó que el vínculo entre su bebé y su perro crecía. Pots insistía en cuidarla mientras dormía. Algo que a ella le parecía tierno. Pero debería haber prestado más atención al comportamiento de su perro.
Pots se estaba volviendo más posesiva con su bebé, probablemente por instinto. Abby lo ignoró y asumió que se le pasaría, pero apenas estaba empezando.
El miedo le sube por la columna vertebral
Abby pensó que tener un perro para cuidar de la familia sería algo bueno. Pero las cosas empezaron a ir mal rápidamente, y no tenía ni idea de por qué. Pero no sabía que el miedo la invadiría tan solo un día después.
Se quedó dormida a la mañana siguiente, pero no tenía ni idea de por qué. Estaba tan acostumbrada a que su bebé la despertara. ¿Estaría bien?
Comprobando el estado de Evelyn
Abby estaba tan acostumbrada a los llantos de Evelyn como despertador que durmió dos horas más. Salió de la cama a toda prisa para ver qué pasaba.
Se arrastró por el pasillo, sin oír nada. ¿Evelyn estaba durmiendo? No era propio de ella no despertarse al menos una vez por la mañana. Algo andaba mal.
En su habitación
Abby llegó a la habitación de su bebé y entró lentamente. Llegó a la cuna y miró dentro, pero lo que vio le revolvió el estómago. La cuna estaba vacía. Evelyn no estaba dentro.
¿Dónde estaba su bebé? Su corazón empezó a latir con fuerza mientras asimilaba la realidad que vivía. Miró a su alrededor, pero no estaba en ninguna parte.
Comprobando en todas partes
La madre, presa del pánico, registró la habitación, recogiendo almohadas y mantas y tirándolas a un lado. ¿Quizás había salido y se había arrastrado hasta algún lugar? No estaba en su habitación, pero tenía que estar en algún lugar.
Abby salió corriendo de su habitación y miró a ambos lados del pasillo. ¿Adónde podría mirar? Pero entonces tuvo una oscura revelación.
¿Dónde estaban las ollas?
Fue entonces cuando Abby se dio cuenta de algo. Su bebé no era el único que faltaba. ¿Dónde estaba su perro? ¿Cómo pudieron haber desaparecido ambos? Fue a la cocina y miró a su alrededor, pero no encontró nada.
Si hubiera tenido pareja, podría haberlo atribuido a que sacaron a pasear al bebé y al perro, pero vivía sola. Era inquietante.
Llanto
La madre registró cada habitación de su casa, incluyendo cada armario, cajón y cesto de ropa. Pero Evelyn había desaparecido. No entendía cómo habían desaparecido las cosas más importantes de su vida.
La madre estaba desesperada. Se apoyó contra la pared y se deslizó hasta el suelo. Empezó a llorar, agarrándose la cabeza entre las manos. Pero no tenía ni idea de lo que había pasado.
Miedo
La madre pasó cinco minutos llorando en silencio. Sus hormonas aún no estaban en perfecto equilibrio y tenía cambios de humor. Tuvo que recomponerse y encontrar a su bebé. Se levantó y caminó hacia la puerta de su casa.
Pero al doblar la esquina, la madre vio algo que la llenó de pavor. Esto no era posible.
Una bolsa
Abby miraba fijamente el recibidor, justo al lado de su puerta principal, y notó algo que no reconoció. Había una bolsa junto a la puerta, pero no era suya. Nunca la había visto en su vida.
Definitivamente no era suyo. Caminó con cautela hacia él y abrió la cremallera. Pero no tenía ni idea de los horrores que albergaba.
Un extraño
La bolsa contenía ropa que tampoco era suya. Alguien debió dejarla en la entrada, pero ¿cómo entró? Examinó la puerta, pero no parecía que la hubieran forzado. ¿Qué estaba pasando?
La madre siguió buscando en la bolsa cualquier tipo de evidencia de quién podría haberle robado a su bebé y a su perro.
Encontrar evidencia
Después de revisar todos los compartimentos de la bolsa para intentar descubrir qué estaba pasando, encontró artículos de tocador y otros artículos extraños que solo la confundieron más que antes.
Pero entonces sintió un folleto extraño. Lo sacó y se quedó mirando la portada. Era el documento de identidad de alguien. Pero una vez que lo abrió, ya no había vuelta atrás.
Una cara familiar
Abby abrió el folleto y vio una cara impresa en blanco y negro. Era una tarjeta de identificación, pero la fecha de nacimiento, la cara e incluso el nombre le resultaban demasiado familiares. Repitió el nombre en voz baja y negó con la cabeza.
¿Cómo era posible?, pensó. Pero ya no podría pensar. La puerta de su apartamento vibró y se abrió.
Intruso
Abby se apartó de un salto de la puerta. ¿Acaso el intruso había regresado para secuestrarla también? Oyó un ladrido excitado al otro lado de la puerta. Era Pots. En cuanto la puerta se abrió de golpe, reconoció la cara.
Era la misma persona del documento de identidad. La bolsa de la entrada también era suya. ¿Qué hacían aquí?
Mamá
—Mamá, ¿qué haces aquí? ¿Y cómo pudiste quitarme a mi hijo y a mi perro? —dijo con tono molesto—. Lo siento, cariño. Hace siglos que no te veo y no quería despertarte. Quería estar un rato a solas con mi nieta.
Abby estaba molesta, pero aliviada de que no le hubiera pasado nada a Evelyn. Su abuela había decidido visitarla sin avisar.
Un problema creciente
Pero la visita de la madre de Abby no significaba que el problema creciente que tenía con su perro estuviera mejorando. Pots seguía sobreprotegiendo a Evelyn. Pero entonces se le ocurrió algo.
¿Por qué Pots había dejado que su madre sacara a Evelyn a pasear? Quizás tenía una técnica que no había probado. Tenía que saberla.
Una explicación
“¿Cómo conseguiste que Pots te dejara acercarte a Evelyn? Normalmente es muy protector”, preguntó Abby. “Bueno, querida. Supongo que tengo una habilidad especial con los animales que nunca entenderás”, dijo su madre antes de reírse entre dientes.
A Abby le molestó, pero no podía indagar más. Solo esperaba que el problema desapareciera, sobre todo ahora que contaba con el apoyo de su madre.
Un muerto vacío
Ahí empezó todo. Abby empezó a notar que todas las mañanas, la cama donde dormía Pots estaba vacía. Ya no dormía en su cama. Si no estaba allí, ¿dónde dormía?
La madre no tenía ni idea de adónde iba su perro por la noche. Pero una mañana, lo pillaba en el acto.
Habitación del bebé
Todas las noches del último mes, Abby notó un comportamiento extraño. Al despertarse cada mañana, su perro no estaba en su cama. Pero siempre salía corriendo de la habitación de su bebé con cara de culpa.
Abby revisó a su bebé y todo parecía normal, pero a medida que pasaba el tiempo, las cosas empeoraban mucho.
La verdad
Poco después de que su perro empezara a entrar en la habitación de su bebé por la noche, Abby notó algo alarmante. Su recién nacida no era la misma. No comía con normalidad ni dormía bien.
Sabía que todo tenía que ver con su perro. Si quería descubrir la verdad, tendría que instalar cámaras para vigilarlos por la noche. Pero la madre no sabía en qué se estaba metiendo.
Cámaras
La madre fue a una tienda de seguridad a pocas cuadras de su casa y pidió una cámara para instalarla. Por suerte, no necesitaría tornillos y simplemente quedaría sobre la cómoda.
Tras la sencilla instalación, la madre lo encendió y se fue a dormir. Le costó conciliar el sueño, pues sabía que al día siguiente todo se aclararía.
Software de seguridad
Abby se sentó frente a su portátil y abrió su software de monitoreo de seguridad. Sabía que no podía posponerlo más y tenía que ver las imágenes. Ya sabía a medias lo que iba a ver, pero no estaba lista.
Le temblaban las manos al encontrar la grabación y darle al play. Vio una sombra entrar lentamente en la habitación de su hija.
El metraje
Abby no entendía lo que veía a través de la fría pantalla de cristal. El perro cariñoso que una vez conoció se había ido. Y había sido reemplazado por algo completamente distinto.
Mientras se tapaba la boca y miraba al animal que meneaba la cola a plena luz del día, se preguntó qué había causado un cambio tan drástico. Necesitaba averiguarlo antes de que fuera demasiado tarde.
Ver algo
Entonces vio algo. Era sutil y fácil de pasar por alto, pero la mirada de la madre era aguda. Decidió rebobinar la grabación para volver a verla. Pero esta vez, notó algo más.
Jadeó y corrió hacia su recién nacido para asegurarse de lo que veía en la grabación. Pero la madre no tenía ni idea de a qué se enfrentaba.
Yendo a algún lugar
En cuanto Abby llegó junto a su hija, lo decidió. La cargó en brazos y salió corriendo de la casa con ella. Se le llenaron los ojos de lágrimas mientras agarraba con fuerza el volante.
Sabía exactamente adónde ir. Pero la impactante verdad detrás de todo solo se revelaría cuando llegara allí.
Hospital
No había tiempo que perder. La ansiedad la invadió mientras conducía tan rápido como se atrevía. Sabía exactamente adónde iba: al hospital. Quería que revisaran a su bebé de inmediato.
Llegó a recepción e insistió en que la viera un médico. Pero Evelyn se veía perfectamente bien. ¿Qué estaba pasando?
Visita al médico
Un médico que pasaba por allí oyó el alboroto y le dijo a Abby que con gusto atendería a Evelyn. Fueron a su consultorio, donde la examinó. Él tampoco pareció notar nada extraño.
Pero después de unos minutos, su rostro se desanimó. Finalmente vio lo que Abby tenía en la grabación. No podía creerlo. ¿Pero era tratable?
Arreglándola
El médico atendió a Evelyn y le dijo a Abby que había tenido muchísima suerte de haber notado los síntomas de la enfermedad de su hija. La bebé presentaba una neumonía en las primeras etapas, y si no hubiera recibido tratamiento, podría haber sido mortal.
Pero fue entonces cuando Abby lloró y le contó la verdad al doctor. No fue ella quien se dio cuenta, después de todo. Había otro héroe.
Héroe
Explicó que todas las noches, Pots entraba en la habitación de su hija y dormía a los pies de la cuna, protegiendo a Evelyn de cualquier depredador. Pero, como efecto secundario, Abby instaló las cámaras.
Si nunca hubiera instalado las cámaras, nunca habría notado el cambio en el comportamiento de su hija cuando dormía, el único momento en el que mostraba síntomas.
Final feliz
Después del tratamiento, la bebé Evelyn pudo regresar a casa con su madre. Estaría bien y Abby tendría un poco más de cuidado en el futuro. Ahora, tiene una transmisión en video de su bebé para el futuro.
Al volver a casa, le prometió a Pots más dulces que nunca como recompensa por ser una heroína. Fue un final feliz.